Dos maneras obvias de distinguir un sonido puro (es decir, un tono puro) de otro y es atender a su altura y su volumen. No se trata, desde luego, de nociones exactas y propiamente científicas. Altura es una palabra empleada por los músicos y se relaciona de cerca con frecuencia; pero es un término subjetivo, mientras que la frecuencia se puede medir físicamente. El volumen es particularmente similar, relacionado con la intensidad del sonido, difiere según la sensibilidad del oído oyente, mientras que la intensidad se puede medir en cantidades físicas exactas.
La frecuencia de una onda sonora es el número dé longitudes de onda que se completan en un período de tiempo dado. La unidad universal de su medida es el hertzio (Hz), que representa una longitud de onda completa, o ciclo, por segundo. El oído humano es sensible a sonidos emitidos dentro de una gama de frecuencias de unos 20 Hz (un zumbido muy bajo) a unos 18 000 Hz (un chillido agudísimo). En términos musicales, el Do central del piano tiene una frecuencia de unos 262 Hz, aunque en física se le asigna a veces la frecuencia científica de 256 Hz. Al envejecer, disminuye en las personas la capacidad de percibir las altas frecuencias.
La intensidad del sonido se mide de acuerdo con la cantidad de potencia que pasa cada segundo por una superficie dada perpendicular a la dirección de la onda sonora. La unidad de intensidad es el decibelio (dB). Con todo, no existe una escala decibelimétrica absoluta; se trata de una escala relativa, fijada respecto a un nivel elegido arbitrariamente, que es aproximadamente la mínima intensidad audible de un sonido de una frecuencia de 1000 Hz. (Esta intensidad mínima, 0 dB, se define como milmillonésima de vatio por metro cuadrado; los vatios son las unidades de potencia.)
La intensidad de un sonido se relaciona con la amplitud y la frecuencia de la onda sonora, y la densidad del medio por donde pasa. Cuanto mayor es la amplitud más baja es la frecuencia, y cuanto más denso es el medio menor es la intensidad del sonido.
La intensidad del sonido, percibida en forma de volumen, se mide en decibelios (dB). La escala decibelimétrica es relativa, siendo su punto cero una convención arbitraria (se emplea normalmente el umbral inferior de la percepción auditiva humana). Es además logarítmica, de modo que un sonido de 50 dB es diez veces más fuerte que uno de 40 dB, pero 10 000 veces más fuerte que un sonido de 10 dB.
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